La Orden Seglar de los Siervos de Maria, surgida como expresión de vida evangélico-apostólica, nuestro proposito es dar testimonio del Evangelio en comunión fraternal, vivir al servicio de Dios y de los hombres inspirándonos a ejemplo de María Santísima, madre y Sierva del Señor.
martes, 12 de marzo de 2013
martes, 5 de febrero de 2013
visita de las reliquias del Beato Juan de Palafox y Mendoza
Con alegría recibimos la noticia que las
reliquias del Beato Juan de Palafox y Mendoza IX obispo de la diocesis de Puebla
de los Angeles, llegarán a nuestra parroquia el próximo 11 de febrero a las 6:30
de la tarde.
Y estarán expuestas para la veneracion de los fieles,
durante 4 días, desde las 5:30 de la mañana hasta las 12:00 de la media noche, también habra conferencias sobre la vida y el legado del beato
Palafox
estar pendientes
domingo, 6 de enero de 2013
La Epifanía Del Señor
Los
Magos de Oriente se postran ante Jesús Niño y lo adoran, con sus regalos hablan
de lo que ellos encuentran en Él:
- El
oro se le ofrece sólo a los reyes, por lo que reconocen en Jesús al Rey.
- El
incienso se le ofrece sólo a Dios, por lo que revelan que Jesús es Dios,
- Y la
mirra es un perfume que reconoce en Jesús Rey, Hijo de Dios, también a un
Hombre.
Es
una bella historia que merece nuestra reflexión. Además de que es una
oportunidad para continuar meditando en el gran Misterio de la Encarnación, y
para compartir en familia las bendiciones y gracias que este milagro nos trajo.
Tradición.
La
tradición mexicana nos invita a compartir la "Rosca de Reyes",
costumbre también llena de significados importantes: el pan en forma de rosca
evoca a Dios Eterno, que no tiene principio ni fin; las frutas dulces con que
se decora nos recuerdan la gracia que Jesús nos trae; el muñequito escondido
entre la masa representa al Niño Jesús que todos debemos buscar, quien lo
encuentra se llena de tanto gozo que desea compartirlo con todos, por lo que
promete una fiesta el próximo día dos de febrero, día de la "Candelaria"
(luz) o Presentación del Señor. Jesús es la "Luz para iluminar a todos los
pueblos" (Lc 2, 32). Y los bautizados hemos sido iluminados con esa Luz de
Cristo.
Los
cristianos siempre tenemos el compromiso de buscar, encontrar y compartir a
Jesús con los demás.
Historia.
La
fiesta de la Epifanía es de origen Oriental y surgió en forma similar a la
Navidad de Occidente.
Los
paganos celebraban en Oriente, sobre todo en Egipto, la fiesta del solsticio
invernal el 25 de diciembre y el 6 de enero el aumento de la luz. En este
aumento de la luz los cristianos vieron un símbolo evangélico. Después de 13
días del 25 de diciembre, cuando el aumento de la luz era evidente, celebraban
el nacimiento de Jesús, para presentarlo con mayor luz que el dios Sol.
La
palabra epifanía es de origen griego
y quiere decir manifestación, revelación o aparición. Cuando la fiesta oriental
llegó a Occidente, por celebrarse ya la fiesta de Navidad, se le dio un
significado diferente del original: se solemnizó la revelación de Jesús al
mundo pagano, significada en la adoración de los "magos de oriente"
que menciona el Evangelio.
Significado.
Hoy
la Iglesia celebra la Epifanía para recordar la Manifestación del Señor a todos
los hombres con el relato de los Magos de Oriente que nos narra el Evangelio
(Mt 2, 1-12). Aquellos hombres que buscaban ansiosamente simbolizan la sed que
tienen los pueblos que todavía no conocen a Jesús.
La
Epifanía, en este sentido, además de ser un recuerdo, es sobre todo un misterio
actual, que viene a sacudir la conciencia de los cristianos dormidos.
Para
la Iglesia la Epifanía constituye un reto misional: o trabaja generosa e
inteligentemente para manifestar a Cristo al mundo, o traiciona su misión. La
tarea esencial e ineludible de la Iglesia es trabajar para llevar a Cristo a
todos aquellos que no lo conocen.
La
llegada de los magos, que no pertenecen al pueblo elegido, nos revela la
vocación universal de la fe. Todos los pueblos son llamados a reconocer al
Señor para vivir conforme a su mensaje y alcanzar la salvación.
La
descripción que hace el Evangelio de la llegada de los magos a Jerusalén y
luego a Belén, la reacción de Herodes y la actuación de los doctores de la ley,
encierra una carga impresionante de enseñanza.
Unos
hombres extranjeros que siguen el camino indicado por la estrella, para adorar
al recién nacido Rey de los judíos.
Los
conocedores de las Escrituras en Jerusalén que quedan indiferentes ante aquella
luz del cielo, que anuncia el acontecimiento esperado por siglos.
La
envidia del rey Herodes ante el temor de que surja un rey "mayor" que
él.
Ante
este relato tan cargado de significado, nos queda reflexionar seriamente:
¿Somos como aquella Jerusalén,
"conocedora de las Escrituras", pero incapaz de reconocer y menos de
seguir el camino de la Luz de Cristo?
Ó
¿somos como los magos de oriente, en
búsqueda siempre de la verdad y dispuestos a ponerse en camino hacia Jesús, Rey
y Señor de la historia?
martes, 1 de enero de 2013
"María Madre de Dios"
El primero de enero celebramos a
María como Madre de Dios. María fue la elegida para ser Madre de Cristo
¡María, Madre de Dios!
El primero de enero celebramos a
María como Madre de Dios.
María fue la elegida para ser
Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener
una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos
ama.
Un poco de historia
Todo año que se inicia es “Año del
Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la
eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con
infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por
esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos
ayude a lograrlo. Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está
dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.
María Madre de Dios. María era una
joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas,
esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo.
María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en
ella y había nacido sin pecado original.
El Papa Juan Pablo II a lo largo
de su Pontificado nos recordó constantemente la grandeza de María. Nos recuerda
que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre Nuestra.
Gracias al “sí” de María, Dios se hizo hombre.
Con su respuesta, María cambió el
rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios,
entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.
María fue la elegida para ser la
Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase
en mí según tu palabra”.
La Virgen María nos ayuda a vencer
la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder
llegar al Cielo.
Si elegimos vivir como hijos de
María debemos adoptar varias actitudes:
Abrirle nuestro corazón a su amor:
Es dejarnos querer, abandonarnos a
su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros
caprichos y debilidades.
Mirarla como nuestra Madre:
Hablarle de nuestras alegrías y
penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.
Demostrarle nuestro cariño:
Hacer lo que a Ella le gustaría
que hicieras, que sea lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo
del día nos puede ayudar grandemente.
Confiar plenamente en ella:
Todas las gracias que Jesús nos da
pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por
nuestras necesidades.
Imitar sus virtudes:
Es la mejor manera de demostrarle
nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta
para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre
para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en
cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios
vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue
Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.
Algunas personas te dirán que
María no es especial, que eso de que fue Virgen y tal es cuento. Recuerda que
fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27). Además, honrar a
la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos
cosas bonitas de María, como es el “Ave María”
lunes, 24 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Santa María de Guadalupe
Nuestra señora de Guadalupe
Reina de México
Emperatriz de América.
LAS
APARICIONES.
Diez años
después de la conquista de México, el día 9 de diciembre de 1531, Juan Diego
iba rumbo al Convento de Tlaltelolco para oír misa. Al amanecer llegó al pie
del Tepeyac. De repente oyó música que parecía el gorjeo de miles de pájaros.
Muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba
iluminado con una luz extraña. Cesó la música y en seguida oyó una dulce voz
procedente de lo alto de la colina, llamándole:
"Juanito; querido Juan
Dieguito".
Juan subió
presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María en medio
de un arco iris, ataviada con esplendor celestial. Su hermosura y mirada
bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras
tiernas que ella le dirigió a él. Ella habló en azteca.
Le dijo
que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le reveló
cómo era su deseo más vehemente tener un templo allá en el llano donde, como
madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a
cuantos solicitaren su amparo.
"Y para realizar lo que mi
clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te
envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un
templo. Le contarás cuanto has visto y admirado, y lo que has oído. Ten por
seguro que le agradeceré bien y lo pagaré, porque te haré feliz y merecerás que
yo te recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te
encomiendo. Ya has oído mi mandato, hijo mío, el más pequeño: anda y pon todo
tu esfuerzo".
Juan se
inclinó ante ella y le dijo:
"Señora mía: ya voy a cumplir
tu mandato; me despido de ti, yo, tu humilde siervo".
Cuando
Juan llegó a la casa del Obispo Zumárraga y fue llevado a su presencia, le dijo
todo lo que la Madre de Dios le había dicho. Pero el Obispo parecía dudar de
sus palabras, pidiéndole volver otro día para escucharle más despacio.
Ese mismo
día regresó a la cumbre de la colina y encontró a la Santísima Virgen que le
estaba esperando. Con lágrimas de tristeza le contó cómo había fracasado su
empresa. Ella le pidió volver a ver al Sr. Obispo el día siguiente. Juan Diego
cumplió con el mandato de la Santísima Virgen. Esta vez tuvo mejor éxito; el
Sr. Obispo pidió una señal.
Juan
regresó a la colina, dio el recado a María Santísima y ella prometió darle una
señal al siguiente día en la mañana. Pero Juan Diego no podía cumplir este
encargo porque un tío suyo, llamado Juan Bernardino había enfermado gravemente.
Dos días
más tarde, el día doce de diciembre, Juan Bernardino estaba moribundo y Juan
Diego se apresuró a traerle un sacerdote de Tlaltelolco. Llegó a la ladera del
cerro y optó ir por el lado oriente para evitar que la Virgen Santísima le
viera pasar. Primero quería atender a su tío. Con grande sorpresa la vio bajar
y salir a su encuentro. Juan le dio su disculpa por no haber venido el día
anterior. Después de oír las palabras de Juan Diego, ella le respondió:
"Oye y ten entendido, hijo
mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu
corazón, no temas esa y ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy
aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿Qué más
te falta? No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella;
está seguro de que ya sanó".
Cuando Juan
Diego oyó estas palabras se sintió contento. Le rogó que le despachara a ver al
Señor Obispo
para llevarle alguna señal y prueba a fin de que le creyera. Ella
le dijo:
"Sube, hijo mío el más
pequeño, a la cumbre donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay
diferentes flores; córtalas, recógelas y en seguida baja y tráelas a mi
presencia".
Juan Diego
subió y cuando llegó a la cumbre, se asombró mucho de que hubieran brotado tan
hermosas flores. En sus corolas fragantes, el rocío de la noche semejaba perlas
preciosas. Presto empezó a córtalas, las echó en su regazo y las llevó ante la
Virgen. Ella tomó las flores en sus manos, las arregló en la tilma y dijo:
"Hijo mío el más pequeño,
aquí tienes la señal que debes llevar al Señor Obispo. Le dirás en mi nombre
que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador
muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del Obispo
despliegues tu tilma y descubras lo que llevas".
Cuando
Juan Diego estuvo ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga, y le contó los
detalles de la cuarta aparición de la Santísima Virgen, abrió su tilma para
mostrarle las flores, las cuales cayeron al suelo. En este instante, ante la
inmensa sorpresa del Señor Obispo y sus compañeros, apareció la imagen de la
Santísima Virgen María maravillosamente pintada con los más hermosos colores
sobre la burda tela de su manto.
LA
CURACIÓN DE JUAN BERNARDINO
El
mismo día, doce de diciembre, muy temprano, la Santísima Virgen se presentó en
la choza de Juan Bernardino para curarle de su mortal enfermedad. Su corazón se
llenó de gozo cuando ella le dio el feliz mensaje de que su retrato
milagrosamente aparecido en la tilma de Juan Diego, iba a ser el instrumento
que aplastara la religión idólatra de sus hermanos por medio de la enseñanza
que el divino códice-pintura encerraba.
Te-coa-tla-xope
en la lengua Azteca quiere decir "aplastará la serpiente de piedra".
Los españoles oyeron la palabra de los labios de Juan Bernardino. Sonó como
"de Guadalupe. Sorprendidos se preguntaron el por qué de este nombre
español, pero los hijos predilectos de América, conocían bien el sentido de la
frase en su lengua nativa. Así fue como la imagen y el santuario adquirieron el
nombre de Guadalupe, título que ha llevado por cuatro siglos.
Se
lee en la Sagrada Escritura que en tiempo de Moisés y muchos años después un
gran cometa recorría el espacio. Tenía la apariencia de una serpiente de fuego.
Los indios de México le dieron el nombre de Quetzalcóatl, serpiente con plumas.
Le tenían mucho temor e hicieron ídolos de piedra, en forma de serpiente
emplumada, a los cuales adoraban, ofreciéndoles sacrificios humanos. Después de
ver la sagrada imagen y leer lo que les dijo, los indios abandonaron sus falsos
dioses y abrazaron la Fe Católica. Ocho millones de indígenas se convirtieron
en sólo siete años después de la aparición de la imagen.
LA TILMA
DE JUAN DIEGO
La
tilma en la cual la imagen de la Santísima Virgen apareció, está hecha de fibra
de maguey. La duración ordinaria de esta tela es de veinte años a lo máximo.
Tiene 195 centímetros de largo por 105 de ancho con una sutura en medio que va
de arriba a abajo.
Impresa
directamente sobre esta tela, se encuentra la hermosa figura de Nuestra Señora.
El cuerpo de ella mide 140 centímetros de alto.
Esta
imagen de la Santísima Virgen es el único retrato auténtico que tenemos de
ella. Su conservación en estado fresco y hermoso por más de cuatro siglos, debe
considerarse milagrosa. Se venera en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe
en la Ciudad de México, donde ocupa el sitio de honor en el altar mayor.
La
Sagrada Imagen duró en su primera ermita desde el 26 de diciembre, 1535 hasta
el año de 1622.
La
segunda iglesia ocupó el mismo lugar donde se encuentra hoy la Basílica. Esta
duró hasta 1695. Unos pocos años antes fue construida la llamada Iglesia de los
Indios junto a la primera ermita, la cual sirvió entonces de sacristía para el
nuevo templo. En 1695, cuando fue demolido el segundo templo, la milagrosa
imagen fue llevada a la Iglesia de los Indios donde se quedó hasta 1709 fecha
en que se dedicó el nuevo hermoso templo que todavía despierta la admiración de
mexicanos y extranjeros.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Solemnidad de Todos los Santos
La Iglesia Católica ha llamado
"santos" a aquellos que se han dedicado a que su propia vida le sea
lo más agradable posible a Nuestro Señor.
Hay unos que han sido
"canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Sumo
Pontífice, por lo que por su intercesión se han conseguido admirables milagros,
y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho
una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron
en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en
grado heroico.
Para ser declarado
"santo" por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de
trámites rigurosos. Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo
conocieron, para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se
logra comprobar por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar,
se le declara "Siervo de Dios".
Si por detalladas averiguaciones se
llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, es declarado
"Venerable". Más tarde, si por su intercesión se consigue algún
milagro totalmente inexplicable por medios humanos, es declarado "Beato".
Finalmente si se consigue un nuevo y maravillosos milagro por haber pedido su
intercesión, el Papa lo declara "santo".
En el caso de algunos santos el
procedimiento de canonización ha sido rápido, como por ejemplo para San
Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años.
Poquísimos otros han sido
declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 o 20 años. Para la
inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30,
40, 50 y hasta cien años o más. Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la
mayor o menor rapidez para la beatificación o canonización, depende de quien
obtenga más o menos pronto los milagros requeridos.
Los santos
"canonizados" oficialmente por la Iglesia Católica son varios
millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que
ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta
fiesta de hoy.
"SANTA MARÍA REINA DE TODOS LOS SANTOS"
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