domingo, 27 de noviembre de 2011

Primer Domingo de Adviento


ENCEDER LA PRIMERA VELA
(MORADO= PREPARACION, LA VENIDA Y SACRIFICIO) 


La gozosa expectación por la venida del Señor.

El adviento es un tiempo muy rico en la vida de la Iglesia que desea prepararnos para el nacimiento de Jesucristo en Belén. Nos invita a comprender el amor de Dios que se decide a entrar en la historia humana de un modo tan humilde y misterioso. Simultáneamente, el adviento llama nuestra atención sobre la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, cuando vendrá a juzgar a vivos y muertos. Este mismo Cristo que nace de María Virgen en la pequeñez de un recién nacido, vendrá al final de los tiempos en la majestad de su gloria para juzgarnos según nuestras obras. Este primer domingo de Adviento subraya, sobre todo, la preparación de la segunda venida y nos invita a estar alertas y vigilar, porque no sabemos el día, ni la hora de la llegada.
Meditemos las sagradas escrituras para preprarnos a le llegada de nuestro salvador.


Del libro del profeta Isaías (63, 16-17. 19; 64, 2-7)



Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor; ése es tu nombre desde siempre. ¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte? Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras, estremeciendo las montañas con tu presencia.


Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia. Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti, hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él. Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia y no pierde de vista tus mandamientos.


Estabas airado porque nosotros pecábamos y te eramos siempre rebeldes. Todos éramos impuros y nuestra justicia era como trapo asqueroso; todos estábamos marchitos, como las hojas, y nuestras culpas nos arrebataban, como el viento.


Nadie invocaba tu nombre nadie se levantaba para refugiarse en ti, porque nos ocultabas tu rostro y nos dejabas a merced de nuestra culpas.


Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero; todos somos hechura de tus manos.


De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (1, 3-9)


Hermanos: Les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.


Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por él los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. El los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel.


Evangelio según san Marcos (13, 33-37)


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo.
Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.


Para reflexionar:

I Domingo de Adviento
Isaías 2, 1-5; Corintios 1, 3-9; Mateo 24, 37-44

  • "Velad". El Señor nos lo pide insistentemente.
    • El sabe que fácil nos distraemos y perdemos de vista la meta.
    • Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
  • Sabemos que la vida pasa pero no queremos pensar en ello.
  • El Cristiano ve la vida como una oportunidad de amar y prepararse para la eternidad con Dios.
  • Esto no significa que desprecie al mundo y sus responsabilidades, sino al contrario.
    • El Cristiano sabe que tiene una misión, una vocación, aquí que determinará su vida eterna.
    • Por eso Jesús nos alerta: "velad"
    • Quien vela se prepara, pone su atención en lo que vale.
    • Lo que vale es el amor aun en las cosas pequeñas. Hacer todo con mucho amor.
    • El amor es lo único que nos llevamos al cielo.
    • Todo lo demás se queda.
    • «El mundo pasa, pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Jn 2, 17).
  • Piensa de que te preocupas. ¿Que importancia tendrá en 50 años?, ¿En 500?. Sin embargo 500 años no son nada en la eternidad.
  • Jesús salvó al mundo siendo carpintero. Es decir, viviendo una vida humilde y escondida pero siempre unido a su Padre en perfecta obediencia y amor. 

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