viernes, 11 de mayo de 2012

Mayo mes de María


Muchos de nosotros hemos tenido la suerte de heredar de nuestros mayores la devoción a la Santísima Virgen María.
Llamamos a Mayo “MES DE LAS FLORES”, para ofrecer su generoso y repleto jardín a la Virgen María. Y es que los sentimientos más finos y profundos los expresamos, los humanos, con flores. En Mayo oramos “con flores a María, que Madre nuestra es”.
Ojalá que en muchos hogares y otros lugares se piense en “la Reina de los flores” y se rece para renovar nuestra vida cristiana y pedir sus bendiciones para cuantos sufren en este valle de lágrimas.
Pensemos: En la Anunciación es ejemplo de fe, de humildad, de pureza y obediencia. En la casa de Nazaret es maestra de oración, de modestia, de trabajo, de sumisión amorosa a la voluntad de Dios. En la pasión de Jesús es modelo de paciencia y de esperanza hasta el heroísmo. En la Resurrección, norte y apoyo para aquella primera comunidad de cristianos.
Virgen santa, ¡ayúdanos! Tú que eres mediadora universal de gracia, bendice y extiende tu manto acogedor sobre tantas personas tristes y preocupadas en situaciones difíciles. Que sus angustias y temores se transformen en flores de alegría y confianza.
Madre amabilísima, esculpe tu imagen en los corazones limpios de tantos niños y niñas que se acercarán durante este mes a recibir, por primera vez, a tu Hijo Jesucristo en la Santísima Eucaristía. Ayúdales a ser siempre “sus amigos” y tenerte a ti por “Madre del cielo”.
Que acertemos a llenar nuestra travesía de la vida de flores de amor cuya fragancia llegue hasta los más queridos de tu Hijo y de ti. Madre de todos desde el Calvario y ya para siempre, ruega por nosotros.
¡Venid y vamos todos con flores a María!

viernes, 4 de mayo de 2012

San Peregrino Laziosi


 Nació en la villa de Forli, en Italia, hijo de la noble familia Laziosi; era la época de las pugnas entre el emperador romano-germánico y el papa.
En esos tiempos, Forli pertenecía a los Estados Pontificios, gobernados por el papa. Sin embargo, la ciudad se había rebelado, y el sumo pontífice la había colocado en interdicto.

Acudió a ese sitio San Felipe Benizio a tratar de convencer a la turbamulta de que desistieran de su revuelta, pero fue en vano; entre la muchedumbre se encontraba Peregrino Laziosi, quien lo insultó y le dio una bofetada.
San Felipe, respondió ofreciéndole la otra mejilla, con lo cual el arrogante hijo de noble se arrepintió; el joven se postró a sus pies, le pidió perdón y le rogó ser admitido a la Orden de los Servitas.

A partir de entonces, San Peregrino vivió como fraile, dedicado a la oración y al culto a la Virgen María. Además se impuso la peculiar penitencia de no sentarse, y la mantuvo a lo largo de treinta años.

Acaso por permanecer de pie tanto tiempo, eventualmente adquirió venas varicosas que degeneraron en gangrena, o bien fue víctima de un cáncer; en todo caso, los médicos de la época diagnosticaron que había que amputarle urgentemente la pierna.

La noche anterior a la operación, San Peregrino se sumió con fervor en sus oraciones, pidiéndole a Jesús el bien, hasta que se quedó dormido. Sin embargo, en sueños se le presentó Cristo crucificado, quien bajó de la cruz y le tocó la pierna.

A la mañana siguiente, todos en la comunidad atestiguaron asombrados el milagro de que la pierna de San Peregrino había sanado completamente.
Por esta causa se le invoca como intercesor para casos de cáncer y de síndrome de inmunodeficiencia adquirida. En 1726, San Peregrino Laziosi fue canonizado por el papa Benedicto XIII.
SAN PEREGRINO LAZIOSI nos enseña que la fe y la devoción pueden obrar milagros.

 Oración

Señor, Tú nos diste en San Peregrino un ejemplo admirable de paciencia y de aceptación en el dolor que lo afligía, lo sanaste milagrosamente de su enfermedad y lo premiaste con la felicidad de los santos. Concédenos que, a imitación suya y por su intercesión, podamos soportar con valor las pruebas de la vida y otorga a tantas hermanas y hermanos nuestros, enfermos del terrible mal, la fuerza y la fe en tu misericordia y la sanación que desean.  (En silencio, se pide por la intención particular) A todos, danos paz en el dolor para sobrellevarlo con entereza, sabiendo que de esta manera nos asemejamos a Cristo crucificado. Amen

martes, 1 de mayo de 2012

San Jose Obrero



Esta fiesta fue instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955, para que -como dijo el mismo Pío XII a los obreros reunidos aquel día en la Plaza de San Pedro - "el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias". -

San José, descendiente de reyes, entre los que se cuenta David, el más famoso y popular de los héroes de Israel, pertenece también a otra dinastía, que permaneciendo a través de los siglos, se extiende por todo el mundo. Es la de aquellos hombres que con su trabajo manual van haciendo realidad lo que antes era sólo pura idea, y de los que el cuerpo social no puede prescindir en absoluto. Pues si bien es cierto que a la sociedad le son necesarios los intelectuales para idear, no lo es menos que, para realizar, le son del todo imprescindibles los obreros. De lo contrario, ¿cómo podría disfrutar la colectividad del bienestar, si le faltasen manos para ejecutar lo que la cabeza ha pensado? Y los obreros son estas manos que, aun a través de servicios humildes, influyen grandemente en el desarrollo de la vida social. Indudablemente que José también dejaría sentir, en la vida de su pequeña ciudad, la benéfica influencia social de su trabajo.

En efecto, allí, en aquel pequeño poblado situado en las últimas estribaciones de los montes de Galilea, residió aquella familia excelsa, cuando pasado ya el peligro había podido volver de su destierro en Egipto. Y allí es donde José, viviendo en parte en un taller de carpintero y en parte en una casita semiexcavada en la ladera del monte, desarrolla su función de cabeza de familia. Como todo obrero, debe mantener a los suyos con el trabajo de sus manos: toda su fortuna está radicada en su brazo, y la reputación de que goza está integrada por su probidad ejemplar y por el prestigio alcanzado en el ejercicio de su oficio.

Es este oficio el que le hace ocupar un lugar imprescindible en el pueblo, y a través del mismo influye en la vida de aquella pequeña comunidad. Todos le conocen y a él deben acudir cuando necesitan que la madera sea transformada en objetos útiles para sus necesidades. Seguramente que su vida no sería fácil; las herramientas, con toda su tosquedad primitiva, exigirían de José una destreza capaz de superar todas las deficiencias de medios técnicos; sus manos encallecidas estarían acostumbradas al trabajo rudo y a los golpes, imposibles de evitar a veces. Habiendo de alternar constantemente con la gente por quien trabajaba, tendría un trato sencillo, asequible para todos. Su taller se nos antoja que debía de ser un punto de reunión para los hombres -al menos algunos- de Nazaret, que al terminar la jornada se encontrarían allí para charlar de sus cosas.

José, el varón justo, está totalmente compenetrado con sus conciudadanos. Éstos aprecian, en su justo valor, a aquel carpintero sencillo y eficiente. Aun después de muerto, cuando Jesús ya se ha lanzado a predicar la Buena Nueva, le recordarán con afecto: "¿Acaso no es éste el hijo de José, el carpintero?", se preguntaban los que habían oído a Jesús, maravillados de su sabiduría. Y, efectivamente, era el mismo Jesús; pero José ya no estaba allí. Él ya había cumplido su misión, dando al mundo su testimonio de buen obrero. Por eso la Iglesia ha querido ofrecer a todos los obreros este espectáculo de santidad, proclamándole solemnemente Patrón de los mismos, para que en adelante el casto esposo de María, el trabajador humilde, silencioso y justo de Nazaret, sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo.

lunes, 30 de abril de 2012

Jesus ama a los pequeños niños

30 de abril dia del niño (mex) 


"El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ése es el más grande".

El niño tiene el alma sincera, es de corazón inmaculado, y permanece en la sencillez de sus pensamientos, el no ambiciona los honores, ni conoce las prerrogativas, entendiéndose esto por el privilegio concedido por una dignidad o un cargo, tampoco teme ser poco considerado, ni se ocupa de las cosas con gran interés.

A esto niños ama y abraza el Señor; se digna tenerlos cerca de sí, pues lo imitan. Por esto dice el Señor (Mt 11,29): "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón".

El reino ha de recibirse como los niños lo reciben. Conforme a las ideas del medio ambiente, no se refiere tanto a la inocencia como a lo casi nada que para un judío significaba un niño. Frente al orgullo y exigencia farisaicos, el reino es simple don del cielo.
Si los apóstoles querían impedir su acceso a él, aparte de lo que podría haber de alboroto por acercarlos a Jesús, podrían pensar el que eran niños: cosa sin gran valor para un judío.
Cuando veamos a los niños acercarse al presbiterio, dejémoslo, esa confianza que a ellos les inquieta se les confirma en el corazón, la presencia de Cristo en el altar, allí está su cuerpo y sangre en cada eucaristía, aún más invitemos a los niños al sagrario, digámosle que es el tabernáculo, enseñemos a nuestros muchachos a orar, a hacer sus plegarias frente al santísimo, acostumbremos a nuestros niños a ofrecer sus oraciones por ellos y por sus familia al Señor Sacramentado, es justo eso lo que Jesús no esta pidiendo,
“Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos”

"DIVINO NIÑO JESUS, GUARDA LA INOCENCIA DE LOS NIÑOS Y HAS QUE LOS JOVENES AMEN LA PUREZA"


jueves, 26 de abril de 2012

MARÍA Y LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

Con María, adoramos a Cristo resucitado.
La resurrección es la síntesis y la apoteosis de la vida de Cristo. Su trayectoria ha sido una marcha de heroísmo en el amor-obediencia al Padre. Su Pasión y Muerte es una victimación de amor consumado. Su Resurrección es el triunfo definitivo del amor sobre el pecado y la muerte.
María conoce como Madre el misterio que encierra la Pasión de su Hijo y el triunfo de la Resurrección. Por eso, Ella participa como nadie del gozo de la Resurrección del Hijo y se alegra del triunfo del Hijo.
Con María, contemplamos y adoramos a Cristo resucitado. Que Ella nos haga partícipes de su amor-adoración: “Señor mío y Dios mío”.

Cristo resucitado se aparece a su Madre.

Los Evangelios no narran la aparición de Cristo resucitado a su Madre. Pensamos que es algo que pertenece a la intimidad del Hijo con la Madre. Si el Resucitado se aparece a las mujeres y a los apóstoles, es lógico que la primera persona en ver a Cristo Resucitado sea su Madre.
Cristo resucitado da las gracias a María porque aceptó ser su Madre, por el sí sostenido desde la Anunciación hasta el Calvario, por su cooperación a la obra redentora desde Belén hasta la muerte, por su entrega generosa, valiente y gozosa con sabor de Magnificat. Gracias, Madre, decimos también nosotros.
María adora al Hijo resucitado con un gozo indescriptible. Besa sus llagas gloriosas, señales luminosas de la Pasión. Agradece la obediencia del Hijo hasta la muerte. Da gracias al Padre que la ha escogido para ser Madre de Dios y la ha llenado de gracias. Da gracias al Hijo que la asocia a la Redención como Corredentora. Da gracias al Espíritu Santo que la cubre con el don de la maternidad virginal.
María ocupa un lugar privilegiado e íntimo en la primacía del conocimiento de la Resurrección. Cristo es su Hijo. María lo ha concebido y ha dado a luz virginalmente. Cristo realiza el primer milagro a petición de su Madre y la Virgen Madre ocupa un lugar privilegiado en el Calvario.
La Madre del Resucitado nos sigue transmitiendo su mensaje: "Haced lo que Él os diga" (Jo.2, 5). Continúa pidiendo obediencia y fidelidad a Cristo en la Iglesia. También nos dice: no temáis: soy vuestra Madre y una madre nunca abandona a sus hijos. Y, María asunta al Cielo no cesa de interceder por nosotros. (L.G.62).
El triunfo de Cristo resucitado.

María nos invita a pensar que la Resurrección de su Hijos es el triunfo del Amor misericordioso. Es, por lo tanto, el triunfo sobre el pecado que nos devuelve la vida sobrenatural. Es el triunfo sobre cada uno de nosotros que pasamos de la muerte a la vida. Se ha cumplido el plan de salvación: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
María nos enseña cómo la Resurrección de Cristo confirma nuestra fe porque Cristo ha cumplido su palabra. Apoya nuestra esperanza porque Cristo no defrauda. Y confirma la caridad porque Cristo nos ama como nadie puede amarnos.

viernes, 13 de abril de 2012

D.E.P. hna Guillermina Luna


Oren hermanos por el lamentable fallecimiento y la pena que embarga a nuestra fraternidad por el deceso de la hermana Guillermina Luna, quien el dia de ayer dio su ultimo suspiro de la vida terrena; que nuestro señor jesucristo y nuestra sra. de los Dolores le reciban en el reino y la rediman de toda falta.
Descanse en Paz.