Entramos en el Nuevo Testamento y, más particularmente, en los evangelios. El título dado a esta sección, «Jesús Divino Maestro», nos permite trazar un verdadero y propio perfil de la figura de Jesús como didáskalos.
1º. Jesús es llamado rabbí. Dos pasos entre otros, como ejemplo: Mc 9,5 y 10,51. Es un rabbí que habla en público, como hacían los maestros de Israel: en las sinagogas, en las plazas, en el templo. Jesús es un maestro rodeado de mazetái (discípulos), tiene su escuela.
Además, Jesús usa las técnicas de los maestros, dispone de un cierto utillaje pedagógico, didáctico. Sin duda tiene algo de original, sobre todo un aspecto curioso digno de subrayarlo enseguida: diversamente de los otros rabbí de Israel, él se elige sus discípulos. Justamente lo contrario de lo que hacían los rabbí; éstos se comportaban como los predicadores de Hyde Park: empezaban a hablar en las plazas, y quien se dejaba convencer les seguía. Jesús va en dirección opuesta. Los estudiosos hablan al respecto de una "discontinuidad" del Jesús histórico con el mundo-ambiente y la cultura en que se movía. A los discípulos les dice en los discursos de la última cena: «No me elegisteis vosotros a mí, os elegí yo a vosotros» (Jn 15,16).
2º. Jesús es un maestro . Marcos (1,22) lo dice con frase incisiva: «Les enseñaba como quien tiene autoridad, no como los letrados». Es un maestro que se yergue no a fuerza de autoritarismo, sino con la autoridad del padre. Otro paso de Marcos (12,14) es muy significativo: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie, porque tú no miras lo que la gente sea. No, tú enseñas de verdad el camino de Dios». Retrato estupendo del verdadero maestro, que no dobla las rodillas, no enseña según conveniencias. ¡Cuántos maestros son falsos en este sentido! «Tú enseñas de verdad el camino de Dios»: otra vez camino y verdad unidos, y concretamente camino y vida juntos.
3º. La raíz de su enseñanza es transcendente. Dos pasos son emblemáticos al respecto: «No hago nada de por mí, sino que propongo exactamente lo que me ha enseñado el Padre» (Jn 8,28), y «Al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Mt 11,27). La enseñanza de Jesús es la enseñanza del misterio del Padre, es una enseñanza transcendente.
Hemos visto algunos rasgos esenciales del retrato de Jesús Maestro. Resumiendo: Jesús es un Maestro histórico, que usa las técnicas del mundo donde está inserto (las parábolas por ejemplo), pero tiene ya algo de diverso y de original, como la elección de los discípulos; además es maestro acreditado y libre; por fin, es un maestro transcendente, que enseña una verdad más allá de los confines del saber humano, pues dimana de una revelación.
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