Nació en Tagaste (África) el año 354; pasó una juventud
inquieta por sus ideas y su vida moral, hasta que, llegado a Milán, se
convirtió a la fe católica y fue bautizado por el obispo san Ambrosio. De
retorno a su patria, abrazó la vida ascética y, elegido obispo de Hipona, se
convirtió en modelo y maestro de su rebaño al que instruyó por espacio de
treinta y cuatro años con sus copiosos sermones y escritos. Murió en Hipona el
año 430. Fue uno de los primeros que en Occidente instauró la vida monástica y escribió
para ella sabias leyes.
Muchas órdenes e institutos religiosos adoptaron su Regla
para los Siervos de Dios. Nuestros siete santos Padres recibieron canónicamente
la Regla de san Agustín de manos de Ardingo, obispo de Florencia, hacia el año
1245.
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