sábado, 26 de noviembre de 2011

La Corona de Adviento

LA CORONA DE ADVIENTO



La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.


La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.

Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.

Origen:

La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas.

Nueva realidad:

Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.». La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad. Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte."

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violetas, una es rosa. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad. La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aun se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.

La corona de adviento encierra varios simbolismos:

La forma circular:
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

Las ramas verdes:
Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas:
Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.

Las manzanas rojas que adornan la corona:
Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

El listón rojo:
Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tiempo de Adviento

EL ADVIENTO
Tiempo de Espera.


SIGNIFICADO Y CONTENIDO
Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la venida del Señor. La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan:

PASADO: venida histórica a Palestina,
PRESENTE: venida sacramental, hoy,
FUTURO: venida gloriosa al fin del mundo.

Cristo está viniendo hoy y aquí, a nosotros, dentro de nosotros. Nos está haciendo concorpóreos suyos, solidarios de su persona y de su misterio redentor. Mediante el don de su palabra y de la eucaristía, Cristo se graba en nosotros. Nos hace su cuerpo. Su venida gloriosa al final de los tiempos no será otra cosa que la revelación de las venidas que ahora realiza en nosotros. Hay continuidad real entre su venida actual y su venida gloriosa. Exactamente igual como la semilla se prolonga en el fruto. Esta es la verdad de fe más grandiosa. Quien quiera encontrarse con el Cristo viviente, debe penetrar en el misterio de su presencia, a través de la liturgia. Es necesario que el cristiano tenga mirada interior. El adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.

  LOS GRANDES TESTIGOS DEL ADVIENTO

Son tres: El profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María.

Isaías anuncia cómo será el Mesías que vendrá. Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.
Juan el Bautista señala quién es el Mesías, que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.
María es la figura clave del adviento. En ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. María es Jesús comenzado. Ella hizo posible la primera navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María, por su fidelidad, es tipo y madre de la Iglesia.

ORIGEN HISTORICO

No se puede determinar con exactitud cuando fue por primera vez introducida en la Iglesia la celebración del Adviento. La preparación para la fiesta de la Navidad no debió ser anterior a la existencia de la misma fiesta, y de ésta no encontramos evidencia antes del final del siglo cuarto cuando, de acuerdo con Duchesne [Christian Worship (London, 1904), 260], era celebrada en toda la Iglesia, por algunos el 25 de Diciembre, por otros el 6 de Enero. De tal preparación leemos en las Actas de un sínodo de Zaragoza en el 380, cuyo cuarto canon prescribe que desde el diecisiete de Diciembre hasta la fiesta de la Epifanía nadie debiera permitirse la ausencia de la iglesia. Tenemos dos homilías de San Máximo, Obispo de Turín (415-466), intituladas "In Adventu Domini", pero no hacen referencia a ningún tiempo especial.

El título puede ser la adición de un copista. Existen algunas homilías, probablemente la mayor parte de San Cesáreo, Obispo de Arlés (502-542), en las que encontramos mención de una preparación antes de la Navidad; todavía, a juzgar por el contexto, no parece que exista ninguna ley general sobre la materia. Un sínodo desarrollado (581) en Mâcon, en la Galia, en su canon noveno ordena que desde el once de Noviembre hasta la Navidad el Sacrificio sea ofrecido de acuerdo al rito Cuaresmal los Lunes, Miércoles, y Viernes de la semana. El Sacramentario Gelasiano anota cinco domingos para el tiempo; estos cinco eran reducidos a cuatro por el Papa San Gregorio VII (1073-85).

La colección de homilías de San Gregorio el Grande (590-604) empieza con un sermón para el segundo Domingo de Adviento. En el 650 el Adviento era celebrado en España con cinco Domingos. Varios sínodos hicieron cánones sobre los ayunos a observar durante este tiempo, algunos empezaban el once de Noviembre, otros el quince, y otros con el equinoccio de otoño. Otros sínodos prohibían la celebración del matrimonio. En la Iglesia Griega no encontramos documentos sobre la observancia del Adviento hasta el siglo octavo. San Teodoro el Estudita (m. 826), que habló de las fiestas y ayunos celebrados comúnmente por los Griegos, no hace mención de este tiempo. En el siglo octavo encontramos que, desde el 15 Noviembre a la Navidad, es observado no como una celebración litúrgica, sino como un tiempo de ayuno y abstinencia que, de acuerdo a Goar, fue posteriormente reducido a siete días. Pero un concilio de los Rutenianos (1720) ordenaba el ayuno de acuerdo a la vieja regla desde el quince de Noviembre. Esta es la regla al menos para algunos de los Griegos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

!!!! VIVA CRISTO REY¡¡¡¡

20 de noviembre, fiesta de Cristo Rey del Universo


La fiesta de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el papa Pío XI, que la fijó en el domingo anterior a la solemnidad de todos los santos. La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son también fiestas de Cristo Rey. Si Pío XI estableció esa fiesta, fue como él mismo dijo explícitamente en la encíclica Quas primas, con una finalidad de pedagogía espiritual. Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones. Ciertos textos del oficio dejan entrever un último sueño de cristiandad.

En 1970 se quiso destacar más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo. La fiesta se convirtió en la de Cristo "Rey del Universo" y se fijó en el último domingo per annum. Con ella apunta ya el tiempo de adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.

La transformación de la segunda parte de la colecta revela claramente el cambio introducido en el tema de la fiesta. La oración de 1925 pedía a Dios "que todos los pueblos disgregados por la herida del pecado, se sometan al suavísimo imperio" del reino de Cristo. El texto modificado pide a Dios "que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin".

El año litúrgico llega a su fin. Desde que lo comenzamos, hemos ido recorriendo el círculo que describe la celebración de los diversos misterios que componen el único misterio de Cristo: desde el anuncio de su venida (Adviento), hasta su muerte y resurrección (Ciclo Pascual), pasando por su nacimiento (Navidad), presentación al mundo (Epifanía) y la cadencia semanal del domingo. Con cada uno de ellos, hemos ido construyendo un arco, al que hoy ponemos la piedra angular. Este es el sentido profundo de la solemnidad de Cristo – Rey del Universo, es decir, de Cristo – Glorioso que es el centro de la creación, de la historia y del mundo. “Todos perciben en sus almas una alegría inmensa, al considerar la santa Humanidad de Nuestro Señor: un Rey con corazón de carne, como el nuestro; que es autor del universo y de cada una de las criaturas, y que no se impone dominando: mendiga un poco de amor, mostrándonos, en silencio, sus manos llagadas”.

El evangelio según San Mateo (25, 31-46) del día domingo, fiesta de Cristo Rey del Universo nos dice:

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañada de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.

Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."

Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?, ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?, ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá:

"En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

Así pues llevemos en práctica estas obras de misericordia para algún día lleguemos a la presencia del padre y poder decirle, hemos cumplido con tu voluntad.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Avisos

Solo recuerden los avisos para esta semana 

Todos los Santos Siervos de María, día 16 a las 5:00 de la tarde en la capilla de nuestra Madre. Celebración de la palabra.


Preces por los difuntos de la orden Servita el día 17 a las 6:00 de la tarde en la capilla de Nuestra Madre.


Misa de Hermanas, Hermanos y bienhechores difuntos de la Orden Siervos de María, 17 de Noviembre a las 7:00 p.m.



Día 18, Hora 17:30 Rezo de Corona Dolorosa

Recuerden todas las actividades son el el templo parriquial ya sea en la capilla de nuestra madre o en el altar mayor


FIESTA DE CRISTO REY (Dia del laico comprometido)

Concentración de grupos parroquiales y ordenes seglares, Celebración eucarística 17:15 Hrs. domingo 20 de noviembre, convivio en el salón parroquial.


“Como cada año adquiere boletos de la rifa de la fraternidad”

En apoyo para los sacerdotes ancianos, enfermos e inválidos.

Contamos con boletos en la tesorería (Hna. Magarita)

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Altar de los Muertos

Tradición 100% Mexicana



Es una costumbre mexicana relacionada con el ciclo agrícola tradicional. Los indígenas hacían una gran fiesta en la primera luna llena del mes de noviembre, para celebrar la terminación de la cosecha del maíz. Ellos creían que ese día los difuntos tenían autorización para regresar a la tierra, a celebrar y compartir con sus parientes vivos, los frutos de la madre tierra.


Para los aztecas la muerte no era el final de la vida, sino simplemente una transformación. Creían que las personas muertas se convertirían en colibríes, para volar acompañando al Sol, cuando los dioses decidieran que habían alcanzado cierto grado de perfección.

Mientras esto sucedía, los dioses se llevaban a los muertos a un lugar al que llamaban Mictlán, que significa “lugar de la muerte” o “residencia de los muertos” para purificarse y seguir su camino.

Los aztecas no enterraban a los muertos sino que los incineraban.

Cada año, en la primera noche de luna llena en noviembre, los familiares visitaban la urna donde estaban las cenizas del difunto y ponían alrededor el tipo de comida que le gustaba en vida para atraerlo, pues ese día tenían permiso los difuntos para visitar a sus parientes que habían quedado en la tierra.

El difunto ese día se convertía en el "huésped ilustre" a quien había de festejarse y agasajarse de la forma más atenta. Ponían también flores de Cempazúchitl, que son de color anaranjado brillante, y las deshojaban formando con los pétalos un camino hasta el templo para guiar al difunto en su camino de regreso a Mictlán.

Los misioneros españoles al llegar a México aprovecharon esta costumbre, para comenzar la tarea de la evangelización a través de la oración por los difuntos.

La costumbre azteca la dejaron prácticamente intacta, pero le dieron un sentido cristiano: El día 2 de noviembre, se dedica a la oración por las almas de los difuntos. Se visita el cementerio y se pone un altar en memoria del difunto, sobre el cual se ponen objetos que le pertenecían, con el objetivo de recordar al difunto con todas sus virtudes y defectos y hacer mejor la oración.

El altar se adorna con papel de colores picado con motivos alusivos a la muerte, con el sentido religioso de ver la muerte sin tristeza, pues es sólo el paso a una nueva vida.

Se pone también sobre el altar. Estas ofrendas consisten en alimentos o cosas que le gustaban al difunto: dulce de calabaza, dulces de leche, pan, flores. Estas ofrendas simbolizan las oraciones y sacrificios que los parientes ofrecerán por la salvación del difunto.

Los aztecas fabricaban calaveras de barro o piedra y las ponían cerca del altar de muertos para tranquilizar al dios de la muerte. Los misioneros, en vez de prohibirles esta costumbre pagana, les enseñaron a fabricar calaveras de azúcar como símbolo de la dulzura de la muerte para el que ha sido fiel a Dios.

El camino de flores de cempazúchitl, ahora se dirige hacia una imagen de la Virgen María o de Jesucristo, con la finalidad de señalar al difunto el único camino para llegar al cielo.

El agua que se pone sobre el altar simboliza las oraciones que pueden calmar la sed de las ánimas del purgatorio y representa la fuente de la vida; la sal simboliza la resurrección de los cuerpos por ser un elemento que se utiliza para la conservación; el incienso tiene la función de alejar al demonio; las veladoras representan la fe, la esperanza y el amor eterno; el fuego simboliza la purificación.

Los primeros misioneros pedían a los indígenas que escribieran oraciones por los muertos en los que señalaran con claridad el tipo de gracias que ellos pedían para el muerto de acuerdo a los defectos o virtudes que hubiera demostrado a lo largo de su vida.

La Ofrenda de Muertos contiene símbolos que representan los tres “estadios” de la Iglesia:

La Iglesia Purgante, conformada por todas las almas que se encuentran en el purgatorio, es decir aquéllas personas que no murieron en pecado mortal, pero que están purgando penas por las faltas cometidas hasta que puedan llegar al cielo. Se representa con las fotos de los difuntos, a los que se acostumbra colocar las diferentes bebidas y comidas que disfrutaban en vida.

La Iglesia Triunfante, que son todas las almas que ya gozan de la presencia de Dios en el Cielo, representada por estampas y figuras de santos.

La Iglesia Militante, que somos todos los que aún estamos en la tierra, y somos los que ponemos la ofrenda.

En algunos lugares de México, la celebración de los fieles difuntos consta de tres días: el primer día para los niños y las niñas; el segundo para los adultos; y el tercero lo dedican a quitar el altar y comer todo lo que hay en éste. A los adultos y a los niños se les pone diferente tipo de comida.


En este video se muestra, lo que es la tradicion mexicana, un saludo a todos los que visitan nuestro blog en la provincia española y todos sus alrededores.

Los Fieles Difuntos


"Cada uno se presentará ante el tribunal de Dios para darle cuenta de lo que ha hecho, de lo bueno y de lo malo."


- Santa Biblia

El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:


. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).

. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).

. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma").

. San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".

La respuesta de San Agustín: a este gran Santo le preguntó uno: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él".


¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.
La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. "No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos".


Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.

Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados”.

martes, 1 de noviembre de 2011

Fiesta universal de todos los Santos.

  

Celebramos una de las fiestas más bonitas del año: LA FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS. Durante el año hemos visto diversas maneras de santificarse. Hoy subimos al cielo y contemplamos una gran multitud de personas que han amado de verdad a Jesucristo y ahora gozan de la visión beatífica.

Después de algunos años, o quizá dentro de poco, nosotros celebraremos esta fiesta en el cielo, porque también amamos a Jesucristo, a pesar de nuestras imperfecciones,

En la fiesta de Todos los Santos podemos ver el éxito de Jesucristo. Millones de personas han creído en Él, han aceptado su mensaje y le han seguido, algunos hasta dar su sangre en el martirio. Los santos son el mejor fruto de la Pascua, y su felicidad es la felicidad del mismo Cristo.

El apocalipsis según san Juan nos dice: que son innumerables los santos, los marcados con el sello de Dios en sus frentes: doce mil de cada una de las doce tribus de Israel. Estas doce tribus representan a la iglesia, a todo el pueblo de Dios y en cuanto a los números, el doce se interpreta como plenitud, y el mil como solidez. El mismo autor sagrado dice que se trata de una muchedumbre ingente de toda nación, pueblos y tribus.

Efectivamente. Son incontables los santos y santas canonizados, que han merecido el honor de los altares. Pero los santos canonizados no son más que una mina parte de los siervos y siervas de dios, que con la ayuda de la gracia superior de ser fieles y practicaron la virtud en grado heroico.

Es la confirmación de la vocación universal a la santidad de que nos habla Jesús mismo cuando dice, “Sed perfectos como perfecto es vuestro padre celestial” (mateo 5; 48)

El sentido de la fiesta de hoy es que la iglesia no olvida a los santos anónimos, si no que universalmente celebra solemnemente a todos los santos que no figuran en el calendario; ellos están ante Dios y ruegan por nosotros

Esas es la voluntad de Dios: que desde que recibimos el compromiso bautismal, somos dignos de seguir el camino que nos lleve a la santidad.



Dentro de esta celebracion tan importante no podemos hacer a un lado, a nuestros principales santos dentro de la O.S.S.M, a nuestros siete santos fundadores, Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan.  que los Santos Fundadores nos animen a aumentar nuestra devoción a la Virgen Santísima y a no cansarnos nunca de propagar la devoción a la Madre de Dios.
Santa Juliana

San Pablo, en la carta a los Efesios, nos dice: El nos eligió en la persona de Cristo -antes de la creación del mundo- para que fuésemos santos e irreprensibles ante él por el amor. El nos ha destinado, en la persona de Cristo, a ser sus hijos (Ef 1,4-5).


Jesús nos dice: Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5,48).

Esta es la voluntad de Dios: que todos se salven y gocen de la vida eterna.


San Felipe Binicio 



¿QUÉ ENTENDEMOS POR SER SANTOS?

¿En qué consiste la santidad? La santidad consiste en vivir las bienaventuranzas, que hemos leído en el evangelio.

Ser pobre, ser humilde, ser misericordioso, luchar por la justicia, ser portador de paz y sufrir por el reino de Dios.

Este es el programa que expone Jesucristo y que nosotros, sus seguidores, hemos de llevarlo a la práctica.

PONGAMOS AHORA NUESTRA MIRADA EN LA PERSONA DE JESUCRISTO

Miremos la gran figura de Jesucristo, y, aunque sea muy brevemente, consideremos cómo El lleva a cabo las bienaventuranzas que hemos escuchado del evangelio y, cómo nosotros, en la vida cotidiana, es posible que podamos practicarlas.

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos (Mt 5,3)

Jesús nació pobre, fue un trabajador, murió pobre en una cruz y fue enterrado en un sepulcro que no era suyo, hoy diríamos, de alquiler.

Es posible que nosotros podamos poner en práctica la pobreza de espíritu, rectificando, de hecho, el ansia de riqueza que todos llevamos dentro.

Venerar, no adorar a los santos y santas

Nosotros veneramos, no adoramos a los santos, porque son nuestros intercesores ante Dios les pedimos que presenten nuestras súplicas al Señor.

Es bueno acudir a los santos cuando tenemos necesidad, pero es mejor imitar su amor a Jesucristo, para que nos podamos reunir un día con ellos en el cielo.